Compartimos el discurso del Ing. Agr. Pablo Ross en el acto de celebración del centenario de la Escuela Municipal de Jardinería, la cual desde el año 1983 abrió sus puertas al público en general.

Centenario de la Escuela de Jardinería

21 de junio de 2016
Sr. Intendente de Montevideo Ing. Daniel Martínez
Sr. Ex Intendente y actual edil de Montevideo, Arq. Mariano Arana
Sr. Ex Director de División del Departamento de Cultura de la Intendencia de Montevideo, Don Mario Delgado Aparain.
Sr. Presidente de la Sociedad de Arquitectos del Uruguay, Doctor Arquitecto Profesor Juan Articardi:

Al Sr. Intendente Ing. D. Martínez, no tengo el gusto de conocerlo personalmente pero sí a través de su destacada actuación pública en importantes cargos de gobierno.

La presencia de Mariano me produce especial satisfacción porque es un viejo amigo, nuestra amistad comenzó hace más de medio siglo, cuando compartíamos militancia estudiantil en la vieja y querida Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay.

Nos hemos encontrado en muchas oportunidades y especialmente durante su gestión como Intendente ya que en nuestro carácter de funcionario municipal contamos con su comprensión y apoyo a la gestión del Jardín Botánico en diversos emprendimientos así como a la Escuela de Jardinería. Siempre estimuló de manera entusiasta y concreta las actividades de ambas unidades relacionadas con las plantas y con el verde urbano.

Mario Delgado Aparain, Marito para quienes nos referimos a él con la afectividad que se genera al conocerlo personalmente ya como Director y jefe inmediato en la comuna ya como a través de sus estupendas creaciones literarias de las que nos fuimos haciendo habituales lectores y que ahora nos atrapa con sus estupendas entrevistas en «Café Negro».

Juan Articardi, con quien compartimos cada uno en su rol las tareas docentes en la joven Licenciatura en Diseño de Paisaje que la Universidad de la República ha instalado en el Centro Universitario Regional Este. En pocos años hemos forjado una amable amistad y hoy, está entre nosotros, en su doble calidad profesor de Diseño de Paisaje y Presidente de la SAU.

A ellos un expreso agradecimiento por acompañarnos en esta oportunidad.

Bienvenidos a este acto queridas alumnas y alumnos, ex alumnas y exalumnos, profesoras y profesores, ex profesoras y ex profesores que han constituido y constituyen el alma de la Escuela

Bienvenidas y bienvenidos funcionarios y amigos de la Escuela que nos honran con su presencia.

En un acto tan significativo como lo es el centésimo aniversario de la Escuela Municipal de Jardinería, que más natural que desgranar algunos brevísimos conceptos sobre el jardín y la jardinería.

El Arte del Jardín ha tenido vigencia a lo largo de la historia de la humanidad, a tal punto que podría afirmarse: no existe civilización que no haya sentido la necesidad de desarrollar sus propios jardines, en el marco claro está, de los factores geográficos, ambientales, climáticos, botánicos, sociales y económicos propios del momento histórico en que los mismos se fueron concretando.

Desde los primeros cultivos rudimentarios en Mesopotamia, más de 3.000 años A.C., cuya evolución hacia un incipiente arte del jardín se constata en la época de Sargón II, en el siglo VIII A.C., pasando por los llamados “Jardines colgantes de Babilonia” construidos por Nabucodonosor II, que fueron considerados una de las 7 maravillas del mundo antiguo.

Continuando por las diferentes culturas y hasta nuestros días, ha sido y es el jardín una creación que constituye el ámbito adecuado para satisfacer algunas necesidades fundamentales del individuo; tanto en lo físico como en lo espiritual, al posibilitar un íntimo y frecuente contacto con los elementos naturales, de alguna manera ordenados por el hombre. En épocas actuales, las plazas, jardines y parques públicos se constituyen en lugares propicios para el encuentro de los vecinos y de los ciudadanos en general. Muy buen ejemplo de ello lo evidencia el éxito de concurrencia de la Plaza Líber Seregni en cuyo proyecto han sido contemplados los aspectos paisajísticos y que no obstante su área algo reducida, se han creado espacialidades bien definidas que permiten un uso simultáneo y casi sin interferencias de las distintas categorías de usuarios.

Citando a Chermayeff y Alexander (“Comunidad y Privacidad”), agregamos: “En un entorno físico “adecuado para la vida del hombre” en el más pleno sentido, uno debe poder ver, tocar, oler, escuchar, otras formas de vida. El verdadero placer del contacto con la tierra, el clima, el olor de las plantas y el canto de los pájaros y el zumbido de los insectos, solo puede experimentarse si se realiza sin apresuramiento. La apreciación del orden visible de la Naturaleza resulta un estimulante para la vida humana y en particular para la armonía de la vida familiar. Para apreciar estas formas de vida distintas y gozarlas plenamente es esencial que el contacto con ellas sea continuo. Las escapadas ocasionales a la vida natural, aún cuando puedan ser estimulantes son una cosa diferente. El arbolito que crece frente a la ventana de nuestro cuarto es mucho más real que la gigantesca Sequoia que solo ocasionalmente podemos admirar en un Parque Nacional. Uno adquiere verdadera conciencia del propio desarrollo solo cuando puede confrontarlo con el pulso cambiante de las estaciones y con los ritmos recurrentes de las luces y las sombras. Todo esto exige que las viviendas estén en contacto directo con el suelo y que tengan fácil acceso al aire libre, formando parte de un todo orgánico en el que interior y exterior se integren en un abrigo unificado”

La Escuela de Jardinería

Desde mediados del siglo XIX se desarrollan en Montevideo las quintas del Prado que conforman el entorno enjardinado o parquizado de las grandes residencias que se instalan en las inmediaciones del Arr. Miguelete. Entre ellas, una de las primeras fue la Quinta del Buen Retiro de Don José de Buschental que vendió a Don Adolfo Del Campo que, en 1873 acondicionó y habilitó al uso público lo que se llamó el Prado Oriental. En el año 1882 pasa a dominio municipal y desde ese año y hasta 1930, en sucesivas expropiaciones de quintas vecinas que fueron anexadas, se creó el gran Parque de El Prado que alcanzó una dimensión excepcional para la época; hoy día alcanza las 120 Há. En 1902, en otra de las quintas se crea el Jardín Botánico sobre proyecto del paisajista Carlos Racine, ampliado en 1927 a su área actual de más de 13 Há. En 1911, Gran Parque Central, Arq. Paisajista Carlos Thays y poco después remodelación del Parque Urbano. En 1912, la Rosaleda de El Prado según proyecto de Racine, inaugurada en el marco de importantes fiestas y celebraciones.

Este gran incremento de los parques públicos en menos de ¼ de siglo, más las plazas, más el arbolado de calles y avenidas llevó a pensar al municipio de Montevideo en la necesidad de contar con personal técnico para organizar y dirigir el manejo de esas áreas verdes y las que se fueran creando. No existía en la época una institución en que se formaran personas para cumplir esos cometidos. Si estas estupendas creaciones no son atendidas con adecuadas intervenciones que abarquen la dinámica de su funcionamiento y especialmente la de los magníficos vegetales que las componen, podrían, a corto o mediano plazo, frustrarse buena parte de las intenciones de quienes las proyectaron y quienes impulsaron su realización.

Es así que, teniendo en cuenta estas consideraciones, el 9 de febrero de 1916, el Intendente Municipal de Montevideo, Dr.Francisco Accinelli aprobó el proyecto por el que se creaba la Escuela Municipal de Jardinería. La primera promoción de Técnicos Jardineros egresa en el año 1919, luego de haber cursado con aprobación los cursos que se desarrollaron durante 3 años.

En esa promoción egresaron, entre otros, Atilio Lombardo, Luis Marchesi, Pedro Caro, José Carnevale, Angel Nebulani, Pablo Bórmida y Antonio Dubini, que pasaron a integrar los cuadros técnicos de la Dirección de Paseos Públicos, en las áreas Jardín Botánico, Viveros, Parques, Plazas y Plazuelas, Patología Vegetal, Arbolado de calles, Adornos Movibles y Semillero.

Obtenida la formación del personal técnico necesario, la Escuela cierra sus puertas por casi 30 años.

En 1948, los técnicos responsables de esas secciones, egresados de la primera promoción ya pasaban los 30 años de servicio y se aproximaba la posibilidad de su retiro jubilatorio. Es así que en ese año, el gobierno del Intendente Agrimensor Germán Barbato con el asesoramiento y asistencia mayormente del Arq. Ruben Dufau y del Prof. Atilio Lombardo, entre otros, dispuso que la Escuela reabriera sus puertas para formar nuevos técnicos que al egresar pasarían a actuar como adjuntos de aquellos jardineros técnicos a cargo de las diversas Secciones.

Se hace un llamado para jóvenes con enseñanza primaria aprobada para que concursaran por la obtención de 15 becas de $ 25 mensuales, más útiles y demás elementos necesarios para el apoyo a sus estudios. El llamado incluye el compromiso por parte de la Intendencia, de la contratación de los 8 egresados con mejores calificaciones a lo largo de los 3 años de cursos. Fueron asimismo becados 2 alumnos a propuesta del Consejo del Niño y completaron el alumnado funcionarios municipales de varias Intendencias del interior del país: Canelones, Flores, Maldonado, Rivera y Treinta y Tres. En el total de alumnos figuraban 3 señoritas. A cargo de los cursos estuvo una calificada plantilla de profesores, casi todos funcionarios de la Dirección de Paseos Públicos. A los ya nombrados Dufau y Lombardo, se sumaron Luis Marchesi, Pablo Bórmida, Anibal Ribeiro y más adelante Juan María Ayerra y Nestor Píriz. La actividad de la Escuela era en doble horario, en las tardes la presencia docente era contínua, en la mañana los alumnos cumplían con las tareas encomendadas.

Imaginen ustedes 3 años cursando Botánica con uno de los principales botánicos del país, a cargo en ese entonces del Jardín Botánico que hoy lleva su nombre y donde se tenía a la mano la posibilidad de cotejar lo teórico con el formidable y variado universo de plantas que nos rodeaba y una biblioteca especializada.

Imaginen la riqueza de contenidos de las clases de Dufau en las que además de los temas curriculares nos acercaba estupendos libros sobre pintura que nos permitieron ir conociendo, desde los 15 años, las obras de los impresionistas, los sorprendentes relojes semiderretidos de Dalí, entre muchos otros de diversos autores. “El Arte” de Rodin, por ejemplo, era otro libro referente en el aula. Sus clarísimas clases de Matemáticas y especialmente los capítulos de Geometría y Geometría del Espacio, eran respaldadas por un completísimo texto francés, que 3 alumnos traducíamos para todos, estimulados por el Profesor, que a su vez tomaba las láminas y esquemas del libro como tema para una parte del curso de Dibujo. Nos estimulaba la lectura de libros extra jardinería, cuyos títulos integraban la lista indicada para los estudiantes de los cursos de Teoría de la Facultad de Arquitectura. Aprovechando las posibilidades de la sección Alfarería de la Dirección de Paseos, diseñó e hizo preparar una colección de más de 30 piezas de buen tamaño, entre sólidos geométricos y cacharros, como modelos para los cursos de Dibujo y Geometría.

Y así podríamos seguir contando sobre otras asignaturas, todas ellas con contenidos amplios y profundos; pero para dar una idea lo dicho es suficiente.

Pero la actividad no fue solo para formar jardineros, se realizó más de un ciclo de exitosas conferencias; el que tuvo lugar en el año 1949, abierto a todo público y a sala llena, repicado luego en Punta del Este a solicitud de la Intendencia Municipal de Maldonado, tuvo como temas: Como se clasifican las plantas, Como se multiplican las plantas, Como se hace un Jardín, Como se hace un parque.

Muy importante era el clima en la Escuela entre los alumnos y entre éstos y los profesores, lo recuerdo como una familia bien avenida en que el estudio era compartido y se daba con frecuencia el apoyo recíproco. En suma, una estupenda experiencia docente.

Esa segunda promoción egresó en 1950, una veintena de técnicos jardineros. Como estaba previsto, los 8 mejores calificados a lo largo de los 3 años (se realizaban pruebas de calificación mensuales y anuales) fueron contratados en abril de 1951 y 4 o 5 más en los años siguientes. Con el paso del tiempo fueron asumiendo mayores responsabilidades y fueron pasando a ocupar las jefaturas de las Secciones en que se desempeñaban.

Luego de 1951 y hasta 1968 se suceden nuevas promociones y se desarrollan cursos de capataces jardineros para personal municipal y aún para preparar aspirantes a ingresar a la administración como obreros jardineros.

La actividad cesa hasta 1980 en que reabre sus puertas, esta vez dependiendo del Instituto de Estudios Municipales; hasta ese momento lo había sido de la Dirección de Paseos Públicos. Muñoz, Bottazzi, Decurnex y quien habla asumieron en su calidad de profesores buena parte de las gestiones que culminaron con la reapertura, dirigida en primera instancia a la capacitación de obreros jardineros en cursos de 2 años de duración.

En 1983, la Escuela había generado una gran expectativa entre los interesados en el tema y la Intendencia decide la realización de cursos abiertos a todo público En ese momento ingresan como docentes los Arquitectos Silva Valdés y luego Roberto Elzaurdia.

En 1985 vuelve a depender de Paseos Públicos, se ajusta el Plan de Estudios que pasa a 3 años y los programas de las asignaturas. Como forma de financiamiento de la actividad, se dispuso el cobro de una módica matrícula aplicable al público en general y no a los funcionarios municipales así como a los de las Intendencias Departamentales y otros entes estatales.

La Escuela dictaba asimismo cursos breves en diversos departamentos del interior, a solicitud de sus autoridades.

Las inscripciones fueron aumentando en número, lo que obligó a su traslado a la actual sede para solucionar las interferencias con el funcionamiento del Museo Botánico y recordamos que en la década de los 90, en varias oportunidades, se aproximaron y aún superaron las 200, Una matrícula razonable para las posibilidades de la Escuela no podía superar de ninguna manera los 80 alumnos. En esas ocasiones hubo que recurrir al sorteo, con asistencia de escribano público y ante los aspirantes inscriptos, que desbordaban la sala.

El Plan de Estudios fue objeto de algunas modificaciones, como por ejemplo, la aprobación de un trabajo final para la obtención del diploma y más adelante se abrieron 2 opciones: opción Diseño y opción Hortícola, con un primer año común y 2 años con diversas asignaturas diferenciadas, según la opción.

A todo esto, el plantel docente fue cambiando y aumentando en número. Ingresaron los arquitectos Pedro Cracco, Alberto Vega y Fernando Britos y el Br. Javier Lage por el sector arquitectura y los Ing. Agrs. Carlos Brussa y Gabriela Grille, el perito agrónomo Gerardo Monza y los profesores Alicia Rey, Julián Gaqo, Marión Aguilera, Eleuterio Lemes, Hugo Mores, Fabián Muñoz, Rafael Ovando y otros de más reciente incorporación.

La autoridad era la Sala de Profesores uno de cuyos integrantes era designado como Director, de manera rotativa. En determinado momento fue designado como Director permanente el Prof. Julio Muñoz que ejerció el cargo durante más de 30 años. Durante ese período, la Escuela tuvo muchas variantes en su Plan de Estudios y en el número de asignaturas que se incorporaron al mismo para enriquecer la formación de los alumnos. Ampliación de su plantel de profesores, cambio de local, adecuación del personal administrativo, obtención de la ex Quinta de Beherems lindera al local de la Escuela para facilitar la realización de las clases prácticas y otras mejoras en las que Julio tuvo activa y exitosa participación en su carácter de Director.

Hemos visto con satisfacción que muchos de los técnicos egresados, han sido contratados por viveros y empresas de jardinería o han formado su empresa propia con exitoso resultado. Más recientemente, hemos sido testigo directo de la destacada actuación que como alumnos de la Licenciatura en Diseño de Paisaje están teniendo técnicos egresados de la Escuela que decidieron culminar otra etapa de su formación en el nivel terciario. Ellos mismos reconocen que su actuación curricular se ve muy favorecida por lo que aprendieron entre nosotros.

Es así que la Escuela ha ido evolucionando y constatamos que sus egresados, que al principio eran formados principalmente para cumplir una función municipal, hoy día han trascendido esa situación y su alta calificación relativa, les permite un buen desempeño frente a una demanda que aumenta y reclama mejor nivel para una profesión con historia y prestigio.

El Prof. Muñoz

Julio cumplió un rol importante en la Escuela Municipal de Jardinería. A su capacidad intelectual y su formación, sumaba la afectividad y tenacidad con que sabía encarar las acciones que a través de un proceso colectivo promovieron la evolución y mejora del nivel académico y organizativo de la Institución.

Su actividad relacionada con el mundo de las plantas no se circunscribió a la Escuela; en numerosas oportunidades sus conferencias y artículos sobre el tema as{ como su participación en las actividades del Jardín Botánico constituyeron invalorables contribuciones.

Asimismo, en diversas publicaciones hizo valiosos aportes al conocimiento y divulgación de las plantas. Mencionaremos algunos:

  • Las Plantas Trepadoras, con Atilio Lombardo.
  • Monumentos Vegetales de la Ciudad de Montevideo.
  • Flora del Uruguay, árboles y arbustos ornamentales, con Ross y Cracco.
  • Cien años del Jardín Botánico de Montevideo.

El 7 de marzo de 2016, considerando la destacada figura de Muñoz, tanto en la Escuela Municipal de Jardinería como en su valioso y constante aporte a la divulgación de la riqueza botánica existente en las áreas verdes (públicas y privadas) de Montevideo, el Intendente de Montevideo Ing. Daniel Martínez resolvió que la Escuela, en el marco de los festejos de los 100 años de su apertura pase a denominarse Escuela de Jardinería Prof. Julio E. Muñoz.

Una idea de la calificación de los docentes podría darla el hecho de que años después, Dufau fuera designado Prof. Emérito de la Fac. de Arquitectura y Lombardo tuviera igual reconocimiento en la Fac. de Agronomía. Anibal Ribeiro era por entonces, Subdirector del Servicio Meteorológico Nacional.

Se procuró una formación técnica y siempre se tuvieron en cuenta aspectos de cultura general: Botánica, Floricultura y Arboricultura, Viveros, Climatología, Sanidad Vegetal, Topografía, Nociones de Paisajismo, Historia del Jardín, Matemáticas con énfasis en Geometría, Dibujo, Historia Universal, Cosmografía, eran las asignaturas. Teóricos en el aula que funcionaba en la planta alta del Museo Botánico y prácticos en los varios viveros de la Dirección de Paseos y en parques y establecimientos públicos y privados. Los viernes, durante 5 horas un servicio de ómnibus de los hoteles municipales hacía posible la concurrencia del grupo a esos lugares donde tenían lugar las prácticas hortícolas y el análisis crítico y valoración de los lugares visitados.