El 24 de mayo quedó inaugurado el pabellón uruguayo en la 16ª Muestra Internacional de Arquitectura de la Bienal de Venecia. El proyecto Prison to prison, An intimate story between two architectures explora la existencia de un inédito Freespace dentro del lugar menos esperado y en estrecha relación con su mayor opuesto.

La noción del Freespace es predominantemente política y brinda una oportunidad única de hablar del hoy y de lo urgente. De entender la conversación como el único camino posible para la arquitectura, y más aún para las exposiciones de arquitectura.

Sin embargo, no todo son malas noticias desde el sur. Irónicamente, la nueva cárcel, fue construida contigua con la existente Cárcel de Punta de Rieles, conocida como la cárcel pueblo. Una experiencia única en nuestro país, y en el mundo, en que la prisión es entendida como un barrio vivo y vibrante que imita el afuera en el adentro, configurando un inesperado Freespace de negociaciones y proyectos colectivos dentro de un centro de reclusión.

Es así entonces, que conviven forzosamente, de forma casi esquizoide, dos arquitecturas opuestas en su forma de entender el castigo, la vigilancia, la técnica, el espacio y, sobre todo, el poder, la libertad y lo humano.

En este sentido, Prison to Prison, An Intimate Story Between Two Architectures propone indagar desde la yuxtaposición de estas dos realidades distintas, para establecer otros diálogos que excedan a los propios objetos de estudio, de los cuales poder enriquecernos, y así volver a mirar y mirarnos. Se trata entonces de una excusa perfecta que invita a reencontrarnos con la arquitectura y su generosa, y necesaria, dimensión cultural posibilitadora de empoderamientos inesperados.

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