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Autores: Comisión de Concursos de SAU, Luis Santellan, Mariana Cecilio , Virginia Ruiz, Diego Ferrando, Juan Pablo Tuja, Héctor Berio, Daniel Christoff.

Esta ponencia ofrece una reflexión colectiva de la Comisión de Concursos de la Sociedad de Arquitectos del Uruguay (SAU) sobre los tres últimos concursos de arquitectura, destacando los primeros premios de cada uno: Mercado Trinidad, Balcón del Cerro y Centro Cívico de Ciudad del Plata. Se exploran aspectos comunes como la participación de la SAU, la modalidad de los concursos, la colaboración de gobiernos departamentales y locales, y el destino público de los programas.

Se subraya la importancia de los concursos, no solo como una competencia para obtener el mejor resultado, sino también como eventos que amplifican la cultura arquitectónica y fomentan el crecimiento profesional mediante la confrontación de ideas y proyectos. Además, se enfatiza que un concurso de arquitectura implica una responsabilidad social y cultural, capturando valores que trascienden la simple construcción de proyectos.

La ponencia concluye con una serie de preceptos básicos para futuras convocatorias, incluyendo criterios de igualdad, idoneidad, proporcionalidad, información, integralidad y no simultaneidad, agradeciendo a todos los participantes por sus contribuciones.


LA SAU Y LOS CONCURSOS

“Es seguro que en forma constante habrá que seguir perfeccionando el CONCURSO, pero sólo con que la SAU pudiera en el futuro mantener el prestigio adquirido, bien merecerá el respaldo de todos los Arquitectos nacionales y el respeto de la colectividad toda.”

“Es una de las más apasionantes y nobles causas por la que puede luchar una institución, porque es la base de la constante superación; porque crea una formación mental sana y limpia; porque brinda la oportunidad a todos por igual y puede permitir a la juventud obtener los mejores resultados y porque, en definitiva, como acicate, asegura que la arquitectura nacional se consagre, cada vez, entre las mejores.”

Arq. Idelfonso Aroztegui (1964 – 50 años de la SAU)

Esta presentación intenta expresar una reflexión colectiva realizada desde la Comisión de Concursos de la SAU. Fue originalmente pensada como una instancia para presentar y debatir sobre los tres últimos concursos a través de los tres primeros premios, y así aportar a la discusión de la disciplina y la práctica profesional.

Visto lo acotado del tiempo disponible en el Congreso transformamos la propuesta inicial en un breve alegato sobre los concursos desde la visión de la Comisión.

Hemos tomado los gráficos de los concursos de Mercado Trinidad, Balcón del Cerro y Centro Cívico de Ciudad del Plata para ilustrar los temas propuestos. Los tres tienen algunos aspectos comunes: la participación de la SAU, la modalidad y formato de los concursos, la participación de los gobiernos departamentales y locales, y fundamentalmente el destino público de los programas. También tienen similar la proximidad en el tiempo, la escala de los programas y las estimaciones presupuestarias iniciales de las convocatorias. Claramente hay una notoria diferencia en las características de los entornos donde se implantan y en el rol que las nuevas edificaciones pueden tener para una transformación positiva del lugar.

Evaluando las convocatorias identificamos una importante cantidad de proyectos presentados, realizados por numerosos equipos de proyecto asociados a diversos equipos de asesores y colaboradores.

Primera constatación, los concursos son convocantes para los colegas, tanto por la cantidad de proyectos presentados como por la cantidad de participantes involucrados, entre tres y cinco participantes por proyecto. El instrumento del concurso mantiene su plena vigencia.

Pero la temática de los concursos no es un tema cuantitativo sino, fundamentalmente, cualitativo. No importa la cantidad de propuestas sino la calidad de los resultados, y también tenemos la convicción de que los concursos mejoran los resultados.

Nos preguntamos: ¿qué es un concurso?

Claramente es una COMPETENCIA para obtener el mejor resultado como respuesta al conjunto de condiciones dadas al problema a resolver.

Los concursos son confrontación de proyectos, estos son representaciones de una realidad futura –ideas, anteproyectos o proyectos- que se lanzan hacia adelante con intención de concretarse. Son el inicio del resultado esperado y no el final. La excepción la constituyen los concursos de obra realizada, de arquitectura construida, recorrible y vivible, es una competición distinta.

Pero un concurso también es un EVENTO.

Nos permite confrontar ideas y realizarnos preguntas en forma colectiva e individualmente, interrogar a la realidad. Permite discutir sobre el proyecto y la práctica profesional en nuestro colectivo.

Como evento, un concurso amplifica la cultura arquitectónica. Son interpelaciones de la realidad, colectivas para la profesión y personales para los proyectistas. Nos permite crecer profesionalmente referenciándonos a un contexto cultural creado a partir de la propia reflexión colectiva sobre el problema concreto, o más o menos concreto, en un determinado momento. Un concurso también expresa una actitud colectiva de responsabilidad social. Hay un valor cultural creado y socialmente capturado en todas las instancias que éste involucra: su convocatoria, desarrollo, evaluación y difusión pública, el resultado amplifica los valores que la actuación implica, es más que la arquitectura y más que la iniciativa.

Segunda constatación, un concurso no es sólo un proyecto a construir.

Para que un concurso se constituya en evento y en competición tienen que participar un conjunto de actores imprescindibles y hacerlo en forma coordinada, algunos institucionales y otros personales, con sus saberes propios, responsabilidades y garantías. Las diferentes aproximaciones actorales aportan a la formulación de las necesidades, a las garantías del proceso para el logro de la mayor calidad y ecuanimidad del resultado, a las reglas definitorias de la convocatoria y las condicionantes iniciales del proyecto, tanto conceptuales como materiales, también la evaluación experta por parte de pares calificados y la creatividad de respuesta de los participantes.

Esta ingeniería une diferentes eslabones, vinculando las instituciones convocantes, auspiciantes, los asesores y jurados. Y obviamente, la comunidad de colegas que participan. Las bases y el reglamento de concursos son las reglas de juego predefinidas, dan las garantías de la convocatoria, el marco común y objetivo para los proyectistas y el anonimato de las propuestas.

La respuesta esperada contiene la interpretación del ¿Qué? ¿Dónde? y ¿Cómo?

El Proyecto como interpretación del lugar
El marco conceptual de las bases interroga de alguna manera a los participantes en la interpretación del lugar. A veces se da una respuesta al sitio como ámbito de implantación física, otras veces como lugar más genérico, no estrictamente físico, sino cultural, involucrando otras dimensiones, por ejemplo las simbólicas, paisajísticas o ambientales.
En estos 3 concursos, los proyectos involucran al lugar en su escala urbana, local o barrial. Algunos en contextos urbanos consolidados, otros en contextos a estructurar desde el paisaje o el territorio.

El proyecto como interpretación del programa
En estos casos, edificios públicos de carácter social o cultural, convocados desde lo público y para lo público.
El marco conceptual de las bases nos interroga sobre el programa, desde el punto de vista funcional, distributivo, pero también en su carácter y previsiones de uso, relacionamiento de los espacios interiores y exteriores, flexibilidad y transformación en el tiempo.
El proyecto termina perfeccionando la formulación estrictamente funcional del programa aportando otras valoraciones. Una aproximación, al qué y para qué.

El proyecto como valoración sintética
Los proyectos se consolidan con sus propias determinaciones, interpretaciones de las circunstancias que rodean al hecho a resolver, en una propuesta sintética e integral que contempla las dimensiones y conceptos involucrados en las bases y predominantemente, en la visión que los proyectistas construyen sobre ellas.
Los criterios de configuración, la espacialidad, la imagen y su relación con los sistemas constructivos y su expresividad terminan determinando la solución, el cómo.
Los jurados participantes, en la particular convocatoria de cada Concurso deben explicitar su valoración crítica de los proyectos evaluados, como parte de la amplificación de la cultura arquitectónica que debieran generar los mismos.

A partir de estas breves reflexiones sobre las prácticas recientes, enunciamos algunos preceptos básicos para futuras convocatorias a Concursos:

  1. Criterio de IGUALDAD entre postulantes.
  2. Criterio de IDONEIDAD y COMPETENCIA ESPECÍFICA de asesor y jurados.
  3. Criterio de PROPORCIONALIDAD entre modalidad y requerimientos, plazos, remuneración.
  4. Criterio de INFORMACIÓN y DIVULGACIÓN. Antes con tiempo suficiente, durante con plazo adecuado y después con publicidad de actas, exposición y obra.
  5. Criterio de INTEGRALIDAD. Las convocatorias deben integrar anteproyecto, proyecto y dirección de obra, contemplando el debido derecho de autor.
  6. Criterio de NO SIMULTANEIDAD no superponiendo concursos entre sí.

Agradecemos a todos los colegas participantes en los tres concursos presentados: jurados, asesores y proyectistas. A estos últimos adicionalmente por prestarnos las imágenes para la charla.

Muchas gracias.
Comisión de Concursos