No hay peor gestión… Compartimos la tercera historia.

…que la que no se hace.”

Si no fuera porque su padre solía repetirle esa frase hasta el cansancio, probablemente ella no se habría animado nunca a empezar toda esta movida.
Pero bueno, no todos los días una se entera que está embarazada y menos ¡de mellizos!
Como suele suceder en estos casos, seguido a los alaridos, felicitaciones y rostros de sorpresa empezaron las preguntas de contenido práctico más típicas, y en el top five estuvo sin dudas: – ¿y qué vas a hacer con los tres pisos por escaleras?

Pues bien, después de un tiempo rumiando la idea, se decidió a convocar una reunión de vecinos. Sabía que la empresa no era fácil pero como toda mujer en la dulce espera: sentía que lo podía todo.
Previo a la reunión tendría que ir sondeando uno a uno qué afinidad sentían hacia su propuesta.
Sus compañeros de piso eran candidatos firmes a apoyarla, un matrimonio joven, aún sin hijos pero con planes de tenerlos. Los del segundo también parecían una apuesta segura: Osvaldo y su señora estaban entrados en años y constantemente se quejaban de la escalera, y los González que tenían su estudio en la casa seguramente querrían quedar mejor ante los clientes. Los del 101 se iban todos los fines de semana para afuera y la rutina de subir y bajar valijas era bastante cansadora y para los Ottonelli, la historia de “hijo adolescente accidentado haciendo deportes” era un clásico que se repetía al menos un par de veces al año, y todos sabemos que muletas y escaleras son incompatibles por naturaleza.
Sin duda lo más complicado sería convencer a los vecinos de planta baja, lo más probable ofrecieran resistencia, aunque quién sabe, finalmente un edificio con ascensor tiene otra categoría que sin él y tal vez podría convencerlos argumentando sobre cómo se iba a valorizar la propiedad.
Sí, ese era el objetivo que se había instalado en su cabeza: colocar un ascensor hidráulico en el espacio que el edificio tenía previsto especialmente para eso.

El día de la reunión tenía unas náuseas tremendas, no se sabe si por los nervios o por el embarazo. Sin embargo, cuando llegó el momento, otra vez las palabras de su padre resonaron en su cabeza calmando ansiedades: no hay peor gestión que la que no se hace.
Y el futuro abuelo (por partida doble) tenía razón, la gestión se hizo y se hizo bien. Ella apostó al aspecto motivacional y Francisco asesoró en costos, trámites y todos los detalles formales. ¿El resultado? un éxito, por la positiva ocho, por la negativa cero, abstenciones cero… ¡Habemus ascensor! En sólo tres semanas quedará funcionando.
Ahora es cuestión de elegir el cochecito. Parece que hay unos donde los melli van uno al lado del otro y otros donde van uno delante del otro. Los primeros son bastante anchos, los segundos bastante largos. Por suerte este tema no será un problema ya que todo el edificio tiene espacios amplios, puertas anchas, rampa en el acceso, etc. Seguramente terminen eligiendo el primero, una de las futuras madrinas dice que es más “democrático” porque ambos niños viajan en las mismas condiciones.
Igual hay tiempo de sobra para decidir, todavía quedan seis meses por delante. Eso sí, seis meses sin tener que cargar una súper panzota tres pisos por escalera.

Accesible, Convertible, Visitable: la aplicación de la nueva reglamentación departamental de Accesibilidad de Montevideo mejorará la vida a todos/as.

Arq. Verónica Piñeyrúa
Miembro de la Comisión de Accesibilidad