Autor: Arq. Francisco Collet Lacoste
En 2021, el Museo Juan Manuel Blanes recibió fondos para restaurar su fachada y terrazas. En 2022, la Intendencia de Montevideo adjudicó la licitación a Modilor S.A., y las obras comenzaron en marzo de 2023. Se consolidó la estructura de madera del techo con refuerzos de hierro y reemplazo de alfajías dañadas. En las fachadas, se trataron fisuras y se repararon los revoques con morteros aprobados y un tratamiento hidrorrepelente. La restauración, visible para los visitantes, devolvió al edificio su luminosidad original y permitió mostrar las técnicas empleadas.
En el año 2021, el Museo Blanes fue seleccionado por el Fondo del Embajador para la Preservación del Patrimonio Cultural para financiar la restauración de su fachada principal y las terrazas de acceso del Museo.
Hacia fines del año 2022, la Intendencia de Montevideo realizó el llamado a Licitación Abreviada N°A114515 “Recuperación de fachadas y terraza de acceso del Museo Juan Manuel Blanes”, donde resultó ganadora la empresa Modilor S.A., cuya dirección técnica está a cargo del Arq. Francisco Collet Lacoste.
Las obras comenzaron en marzo del año 2023. En primer término, se realizó el Proyecto Ejecutivo, que fue presentado a los arquitectos directores de obra de la Intendencia de Montevideo, a la directora del Museo, y a la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación para su aprobación.
Antecedentes históricos
En el año 1870, el Dr. Juan Bautista Raffo adquirió el predio donde se encuentra actualmente el Museo Blanes y le encargó la construcción de una villa de estilo italiana al ingeniero civil Juan Alberto Capurro. La Casa-Quinta de Raffo es un claro ejemplo de clasicismo italiano que hace referencia a las villas de Palladio.
Dos años después, en 1872, Mateo García de Zúñiga le compró la casa a Raffo para su hija Clara García de Zúñiga. Posteriormente, se dio un proceso de deudas e hipotecas por el cual la quinta pasó a manos de distintos propietarios, hasta que la adquirió Augusto Morales, quien le devolvió su apariencia casi original. Finalmente, en el año 1929 la Asamblea Representativa de Montevideo resolvió comprar la Quinta de Morales, con destino a Museo Municipal de Bellas Artes. Un año después, en 1930, coincidiendo con el centenario del natalicio del pintor uruguayo Juan Manuel Blanes, se designó con su nombre al Museo destinándolo a contener su obra.
La quinta necesitaba importantes reformas para adaptarse al nuevo uso de Museo, por lo que se encargó al Arq. Eugenio Baroffio su reforma y ampliación. Baroffio continuó el lenguaje ecléctico historicista del diseño original, dejando intacto el cuerpo frontal del edificio y construyendo dos grandes salas posteriores que conforman un claustro porticado entre ambas.
El edificio fue declarado Monumento Histórico Nacional en el año 1975, como testimonio vivo de las villas de fines del siglo XIX, rodeado de un jardín con valiosas especies vegetales.
Intervenciones previas
De la construcción se destaca su fachada de estilo clásico —con columnatas, balaustres, dinteles, almohadillados—, que se desarrolla en un solo nivel, con un sótano y un mirador en su eje. Cuenta con una escalera central de mármol que da a la terraza frontal de acceso con barandas de balaustres que continúan hacia los costados en forma de galería techada.
La terraza tiene un pavimento en damero de mármol blanco y negro, mientras que la entrada está enmarcada en un hemiciclo con columnas jónicas de fuste estriado, formando un espacio oval de acceso, que cuenta con un pavimento de pastillas de gres. Toda la terraza tiene una estructura de techo a la porteña con vigas y alfajías de madera que soportan la losa cerámica. Con el paso de los años la terraza ha sufrido asentamientos que provocaron filtraciones de agua de lluvia, afectando la estructura de madera del techo a la porteña. La Intendencia de Montevideo, considerando las patologías observadas, tomó medidas paliativas y realizó estudios para poder intervenir y recuperar el Museo.
En el año 2020, se realizó a través de un llamado a precios el apuntalamiento de la estructura de madera del techo a la porteña. Posteriormente, en febrero del año 2022, el Departamento de Estructuras de la Facultad de Ingeniería llevó a cabo un diagnóstico del estado de la estructura de madera bajo la terraza de acceso. En este, se realizaron ensayos para identificar el estado de deterioro en la estructura de madera y se sugirieron posibles soluciones para remediar la patología.
Proyecto Ejecutivo y realización de las obras
Para la elaboración del Proyecto Ejecutivo se hicieron relevamientos y cateos, y se retiraron muestras de revoque para ser analizadas por el Instituto de Ensayos de Materiales de la Facultad de Ingeniería (Universidad de la República). Dichos ensayos determinaron la composición y proporción de cada componente, así como la granulometría de los revoques originales de terminación.
En la implantación de obra, se ubicó el obrador fuera del Museo, y se instalaron vallados y protecciones de forma tal que el Museo continuara con sus actividades, accediendo el público por la entrada posterior.
La primera tarea que se realizó fue la consolidación de la estructura de madera original del techo a la porteña de la terraza frontal. Para ello se contó con un proyecto a cargo del estudio de Ingenieros Magnone-Pollio que determinó la necesidad de instalar refuerzos de hierro en cada tirante de madera y el reemplazo de las alfajías que se encontraban irrecuperables, lo que permitió retirar el apuntalamiento. Posteriormente, se repararon los revoques y se aplicó pintura de terminación.
Este trabajo de refuerzo estructural tuvo una importancia sustancial para el edificio del Museo. Fue una tarea oculta que incluyó, entre otras cosas, la confección de dados de ladrillo, embutidos en los muros del subsuelo. Sobre estos dados se hizo descansar perfiles normalizados que actúan como ménsulas de soporte para los perfiles perimetrales sobre los que, a su vez, reciben la carga de todos los tirantes. Cada uno de estos fue reforzado en sus dos extremos con piezas de hierro a ambos lados abulonadas entre sí con pernos de acero inoxidable. Las medidas de protección para impedir la entrada de polvo hacia los locales de depósito de obras de arte, y talleres de restauración fueron una exigencia imprescindible para la ejecución de los trabajos, así como los protocolos para evitar principios de incendio.
Paralelamente, en el exterior, se comenzaron los trabajos de restauración de las fachadas del mirador (laboratorio), para posteriormente restaurar la fachada principal del Museo. El procedimiento empleado sobre las superficies de revoque consistió en el retiro de revoques con falta de adherencia, la limpieza mediante la proyección de agua a presión controlada, y el tratamiento de fisuras, así como de ornamentos y molduras. La reposición de los revoques se realizó luego de variados ensayos que obtuvieron la aprobación por parte de los técnicos de la IM y la CPCN. Finalmente, se llevó a cabo la aplicación de veladuras para la integración de morteros. Asimismo, como protección, se realizó un tratamiento hidrorrepelente con productos de nanotecnología. La fabricación del mortero de restauración supuso un proceso de muestras in situ — pequeña al comienzo y luego de mayor extensión— hasta obtener el mortero definitivo. Durante la ejecución de las obras se comprobó que el volumen superior restaurado se mimetizaba con los revoques originales lavados de la fachada principal, aún no restaurada.
Se hizo la impermeabilización de la azotea del mirador, para la cual se retiró la protección de baldosones de arena y Pórtland, y luego de limpiar la superficie, se aplicó membrana líquida, reinstalando las babetas perimetrales.
Conclusiones
El éxito de la intervención radica en haber logrado la textura y el color del revoque original, eliminando asimismo todo tipo de fisuras y dando solución a tratamientos anteriores que las remarcaban. De esta manera, el edificio adquirió su luminosidad originaria. El llevar a cabo la restauración a la vista de todos los visitantes del Museo y del Jardín Japonés fue una oportunidad para mostrar las técnicas de trabajo empleadas y lograr mediante intercambios puntuales un enriquecimiento mutuo entre operarios y el público. En algunas ocasiones, el mismo capataz acompañó a grupos de escolares que visitaban el museo contestando sus preguntas. Como técnicos, experimentamos la admiración y el aprecio que tienen los visitantes hacia este edificio rodeado de espacios verdes, en el que se alberga un patrimonio artístico invalorable. Para completar la intervención se deberán restaurar las fachadas laterales, que hoy presentan un enorme contraste con el sector restaurado.