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Autor: Arq. Francisco Collet Lacoste

En diciembre de 2022, aceptamos el desafío de reconstruir la fachada principal y acceso del Hospital Español, despojado de ornamentación en los años 80. No se trataba meramente de restaurar, sino de revivir parte de la identidad de un edificio emblemático, que había perdido sus distintivas decoraciones originales. Tras la recopilación de documentos y fotografías antiguas, elaboramos planos detallados de las decoraciones originales. Fabricamos moldes y elementos decorativos en un taller en el sitio. Las decoraciones fueron instaladas con técnicas precisas y materiales idóneos. La escalinata, con sus barandas y balaustres restaurados, recuperó su majestuosidad. Esta obra, enriqueciéndose significativamente a nivel técnico, nos demostró que no hay imposibles para una mano de obra bien capacitada y comprometida con grandes desafíos.


En diciembre del 2022, la Dirección del Hospital Español nos planteó un auténtico desafío: la reconstrucción del acceso y de la fachada principal del Hospital, que en la década de los 80 había sido desmantelada y despojada de toda ornamentación, dejando sus pilastras y paredes lisas. La expresividad de una arquitectura historicista con décadas de historia había sido borrada de un plumazo.

El desafío que nos planteó la Dirección ante esta situación fue algo distinto a las tareas de restauración que veníamos haciendo. No estábamos en esta oportunidad meramente frente a una realidad constructiva a restaurar, sino frente a un edificio híbrido que había perdido toda su identidad, y que no conservaba sus decoraciones originales características. Incluso las barandas con balaustres se habían demolido y sustituido por nuevos diseños en acero inoxidable, con pasamanos y pilares de sección rectangular. En definitiva, solo quedaron los peldaños y contrahuellas en mármol de la escalinata, y las aberturas de hierro de medio punto del hall de acceso. En este sentido, el desafío planteado radicaba no en restaurar, sino en reconstruir.

Antecedentes históricos
En la década de 1880, comenzó a germinar la idea de fundar en Montevideo un establecimiento de caridad en beneficio de los residentes españoles. Finalmente, en enero de 1889 se colocó la piedra fundamental de la construcción.

La inauguración del Hospital Asilo Español tuvo lugar el 1o de mayo de 1909. Desde esta fecha brindó asistencia gratuita a los desposeídos. El primer año de funcionamiento se atendieron 100 hospitalizaciones gratuitas y 139 remuneradas.

Proyecto ejecutivo
La primera etapa de nuestro trabajo consistió en realizar un Proyecto Ejecutivo de Reconstrucción que fuera fiel a las terminaciones y detalles originales demolidos. El mismo debía ser aprobado por la Comisión de Patrimonio Cultural de la Nación (CPCN), que exigía fundamentar con fidelidad histórica cada elemento constructivo de la propuesta.

Por tanto, en primera instancia, dedicamos tiempo a recopilar toda la documentación existente: fotos antiguas, publicaciones, estudios realizados sobre la historia del Hospital Español, entre otros. Tuvimos especialmente en cuenta la reseña histórica realizada por el Dr. Juan Ignacio Gil Pérez, junto con la Dra. Verónica Morín. Asimismo, nos brindó mucha información una publicación elaborada por el mismo Hospital en 1922, en la que se exponían las fotos más antiguas y datos sobre la construcción. Las fotos históricas del archivo del Hospital fueron un aporte fundamental para definir los dibujos de las decoraciones que se debían reconstruir. Por otro lado, realizamos un relevamiento dimensional detallado de las fachadas dibujando planta y alzados de la construcción existente, y especificando las profundidades de las pilastras, cornisas y pretiles respecto de las paredes exteriores existentes.

En base a las fotos se dibujó cada decoración y sección de moldura en escala, realizando planos de corte de fachadas e integrando los diversos elementos a los planos frontales.

Se debió realizar para la ejecución de la obra un primer plano donde se indicaba la carga necesaria para llegar a los plomos originales, marcando lo añadido, así como lo que se debía retirar de las superficies existentes. Todas las decoraciones y molduras se dibujaron a escala natural, indicando a su vez la ubicación de cada elemento. Para ello nuestro estudio volcó la experiencia que tenía en
el manejo de molduras y formas clásicas en variadas obras de restauración. La intervención del técnico Gustavo Fusario fue determinante para traducir las fotos en dibujos reales ejecutables.

Trabajo a pie de obra
La primera tarea consistió en retirar el revoque fino de todo el sector a intervenir y recomponer los nuevos planos. Comenzaba en obra un nuevo desafío: materializar los dibujos para reconstruir las formas del pasado y hacerlas realidad con los mismos materiales de albañilería.

La mayoría de los elementos se realizaron en un taller que montamos a pie de obra, a excepción de los jarrones y los balaustres, que fueron realizados por el taller Torresani a partir de restos que fueron reconstruidos para realizar un original que sirviera de molde.

En el taller a pie de obra se llegaron a construir 57 moldes. Muchos elementos decorativos se ejecutaron realizando pequeñas piezas que luego se integraban para obtener un elemento decorativo mayor. Las ménsulas que debíamos fabricar para colocar por debajo de las cornisas se hicieron una por una, primero conformando su cuerpo principal y adosándoles posteriormente otros elementos decorativos mediante un puente de adherencia. Los moldes de chapa se hicieron en base a la única ménsula que había quedado como testigo luego de las grandes reformas de los años 80.

Una vez fabricados los componentes de la fachada, fueron colocados y fijados a la misma con tacos químicos mediante elementos de acero inoxidable, utilizando siempre un puente de adherencia. Colocada la totalidad de las decoraciones en cada sector de fachada, se aplicó un mortero base con puente de adherencia que asegurara un sustrato uniforme para recibir el revoque de terminación final, cuyo color fue aprobado previamente por la Comisión de Patrimonio, luego de presentar varias muestras.

El trabajo fue compartido y visitado por los arquitectos de ASSE, en especial por los técnicos dedicados a patrimonio, para los cuales hace ya muchos años habíamos restaurado la Torre del Hospital Pasteur y el hall del acceso del Hospital Vilardebó. La escalinata de acceso merece un capítulo especial, pues su reconstrucción implicó además demoler los muros que se habían construido cegando su espacio inferior. De esta manera, la escalinata volvió a recuperar la imagen de escalera-puente. La reconstrucción de sus barandas con balaustres fue un impacto para los usuarios y los funcionarios. Todo este trabajo se llevó a cabo en etapas, permitiendo la circulación para acceder al hospital por la misma escalinata, de manera que se pudo apreciar la diferencia entre la baranda reconstruida y la que estaba realizada con tubulares. La sensación que trasmitía cada baranda a los usuarios y operarios reflejaba el gran aporte de la intervención. Se sumaron a esta reconstrucción la restauración del portón de acceso en herrería y la claraboya del patio central.

Conclusión
Esta reconstrucción fue una intervención que nos enriqueció especialmente en cuanto al desarrollo de la técnica de reconstrucción de ornamentos, y nos permitió comprobar que no hay imposibles para una mano de obra formada y con ganas de asumir grandes desafíos. El hecho de realizar la reconstrucción del acceso en funcionamiento junto con la obra nos permitió recoger tanto la opinión espontánea de los usuarios como del personal del hospital. El comprobar la conformidad y la admiración manifestadas por ellos nos permitió concluir el acierto de la reconstrucción, cuyo fin gira en torno a las personas toman contacto con el Hospital.

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