Sala Idea Vilariño, ANTEL, Montevideo – 11 de octubre de 2022

Inauguración
La Presidenta de SAU, Natalia Brener, dio inicio a la actividad saludando a los asistentes, presentes en sala y en forma virtual. Encuadró este tercer taller de los “Coloquios sobre arquitectura, ciudades y territorios del Uruguay” en las actividades de preparación del Congreso de Arquitectura y Urbanismo que SAU organizará en 2023, en el marco del Congreso de la UIA a realizarse en Copenhague con el lema: “Futuros sostenibles: no dejar a nadie atrás”. Introduce brevemente la temática de los territorios públicos en relación el espacio privado. Seguidamente, presenta a los moderadores que conducirán la actividad: Alma Varela y Salvador Schelotto.
Este último enmarca la temática aduciendo que no supone exclusivamente una preocupación académica, pero, sobre todo, un asunto del ejercicio, que es el centro de la acción de SAU. Se busca ubicar la relación espacio público/espacio privado en una perspectiva global. Y menciona algunos contenidos en la temática a
abordar. Varela, a su vez, explica la mecánica de funcionamiento de la actividad. Para, a continuación, presentar a la expositora invitada, María Cristina Cravino.

Exposición de la invitada
La Antropóloga Cristina Cravino inició su exposición, acompañada por una presentación gráfica, estableciendo un punto de partida con tres aspectos a considerar. En primer lugar que muy pocos (especialistas de urbanismo) tienen una perspectiva completa de las ciudades. No hay espacios de deliberación abiertos y participativos para discutir, aunque menciona un ejemplo en contrario: los presupuestos participativos. Finalmente, sostiene que las desigualdades urbanas están naturalizadas. Y
ejemplifica al respecto. Sigue luego con algunas reflexiones. Encuentra una tendencia a la homogeneización de zonas y segregación, propia de las ciudades capitalistas.
Las diferencias económicas tienen expresión espacial. Las acciones urbanísticas tienden o bien a amortiguarlas o, más frecuentemente, a reproducirlas.
Los barrios cerrados, que son la anticiudad, generan externalidades tanto urbanas como ambientales y sociales. No ahorran costos y atención al gobierno de la ciudad, como dicen, sino que desatienden la ciudad. Y afirma: debieran estar prohibidas por norma. Sobre el rol del diseño de la arquitectura, analiza que se esperan cambios, fisuras, que generen modificaciones sociales, en una visión optimista. Que una mejor solución genere espacios participativos.
Aunque el diseño urbano resulta relevante para prefigurar el futuro. Pero naturalizamos que los bienes y servicios urbanos sean distribuidos en forma desigual. No resulta diseñar la ciudad por fragmentos, propia del urbanismo neoliberal, sin visión integral. Sólo genera espacios para favorecer desarrolladores urbanos.
La lógica financiera amenaza la dinámica urbana. Mucho más en las ciudades turísticas. Lo que ejemplifica con Bariloche y Carlos Paz. Y se pregunta qué estamos haciendo para revertirlo.

Apunta luego a las infraestructuras y servicios urbanos. Y se pregunta dónde invierte el estado. Para concluir que siempre en sectores de alta y media renta.
Y reconoce la tendencia a la homogeneización de los mobiliarios urbanos. Sin estética que atienda a las identidades. Creando una ciudad distante y hostil.
También apunta a la función social y ecológica del suelo. Se debe establecer mayor limitación a la propiedad privada.
Y la necesidad de creatividad y no copiar modelos. Siendo la inclusión la variable central. Al considerar la accesibilidad y movilidad, parte de que la ciudad no es algo estático. El transporte público es modal para habilitar el uso. La movilidad accesible desde el punto de vista de los ingreses. En este aspecto, destaca la relación con las
mujeres. Reconoce que la movilidad universal está mejor resuelta en los centros. Es necesaria la valorización de los espacios verdes. No sólo en abstracto. Reconoce sutiles barreras que sectores perciben que son excluidos. Cita a Durkheim y Giglia. En particular de ésta las reglas del desorden. Todas las ciudades tiene un orden:
reglas formales y reglas tácitas. Contextos urbanos y conflictos. Introduce una matriz que refiere a cuatro contextos: espacio disputado (ibérico), contexto homogéneos (ciudad jardín suburbana), espacio colectivizado (funcionalismo) y espacio negociado (popular, informal).
Analiza la organización del espacio, los conflictos dominantes y la gestión de conflictos, en cada uno de los contextos. Se enfoca sobre todo en el espacio colectivizado.
Cita a Borja, cuando expresa que las ciudades son equivalentes al espacio público. Y cierra refiriendo a Corti, en su planteamiento que ninguna ciudad es mejor que su peor barrio.

Intervenciones de panelistas
A continuación, los moderadores hicieron breves presentaciones de los panelistas: Eduardo Bertiz, Federico Bervejillo, Álvaro Sorrondegui, Carolina Lecuna, Marcelo Pérez y Raúl Vallés. Varela plantea, seguidamente, la primera cuestión a abordar que resume en si la ciudad orienta a la arquitectura o viceversa. Cómo se relacionan la arquitectura y la ciudad. La arquitectura en la ciudad. Y sugiere que los panelistas intervengan a propia iniciativa. Sorrondegui propone su mirada desde una cierta práctica. Y parte de concebir que sí es posible arquitectura sin ciudad pero no es posible ciudad sin arquitectura. La ciudad es la “amenidad” más importante para cualquier edificio. Tenemos la responsabilidad de aportar a la ciudad. Cada arquitectura conformado ciudad. Operando en los límites para mejor espacio público. En cada propuesta hay una oportunidad. Dotar a la ciudad de un mejor espació público que antes.
Vallés se pregunta quién orienta. Existe un equilibrio deseable entre ambas, afirma. El peso de la arquitectura o de la ciudad puede ser orientador. Subraya el programa habitacional como el de mayor peso en la conformación de la ciudad. Resalta su papel en la configuración urbana. El orden debe ser las normas.
Ordenamiento reglamentario, normas punitivas o no punitivas. Y remite a ejemplos. También menciona la ley de vivienda promovida como originadora de gentrificación y otros efectos. Y la informalidad, peso de la vivienda informal, la construcción informal (arquitectura no profesional), rol desorientador.
Bertiz se plantea un trabajo de traducción para contestar. Menciona a Miralles y Guas. Afirma que trasporte y ciudad son un par imperfecto. Hasta hace poco se planteaba como una relación de causalidad. Hoy hay un consenso que se trata de una relación dialéctica. Se empiezan a generar otras realidades de movilidad
urbana. En una dimensión primario, no podemos pensar en la ciudad sin pensar en esto. También refiere a los efectos de la saturación vehicular. Lo más interesante no proviene de la arquitectura.

Bervejillo plantea que la ciudad es diferente según el modo de su producción y el entorno. La arquitectura de relleno no define. La ciudad es estructurante. Las arquitecturas singulares, por escala, por destino, por agrupamiento. La arquitectura crea códigos por acumulación. Puede definir nuevos caracteres a la ciudad.
Son ineludibles las articulaciones: el tipo y la morfología. La arquitectura responde al tipo y se encastra en la morfología. Es permanente y sólo cambia por rupturas, por elementos disruptores. El urbanismo, en muchos casos, emplea mal la relación. Cuando por simple regulación y ¿cómo se inserta? Es una reflexión necesaria: sobre el tipo y las normativas. Con la norma de mayores alturas en Montevideo, por ejemplo, se perdió la oportunidad de hacerlo. Estamos en una época en que apreciamos cambios de escala. En el tipo de operación. El tipo de inversión es el que genera, al mismo tiempo, arquitectura y ciudad de escala intermedia.
El Licenciado en Ciencias Políticas Marcelo Pérez propone la visión de un movimiento dialéctico. A la ciudad la orienta el capital y las disciplinas son orientadas por el capital. El estado tiene un rol vital. No sólo en la lógica de planeamiento del siglo XX. Pensar la ciudad en un contexto, no pensar aisladamente, que es un error. El urbanismo está en un proceso de neoliberalismo urbano. Y no ciudad en la lógica de derecho a la ciudad. Existen claros indicadores. La investigación que concluyó que son muchas más hectáreas las de los barrios privados por sobre las de los asentamientos irregulares, con mucho mayor consumo de tierra.
También que uno de cada cuatro pesos se los llevan las exoneraciones fiscales por la ley de vivienda promovida. Y que el cincuenta por ciento del stock de vivienda necesita intervención. El mercado no lo resuelve. Sí avanzar para la ciudad social. Lecuna plantea que se trata de un asunto sugerente, el término ‘orienta’. Entiende se debe hablar de lo procesal. Antes de pautar, reconocer la naturaleza del proceso urbano. Detectar y acompañar procesos. No existe un única manera. Detectar procesos, no sólo lo participativo. Observación sistemática. Ver tensiones débiles. Dar datos cómo. Línea de trabajo para hacer. Detectar la manera de actuar en ellos.
Schelotto introduce la segunda cuestión. Sobre cuáles son las principales tensiones entre los ámbitos públicos-privados. Y cuáles las oportunidades, las relaciones. Cómo mejorar las condiciones de vida. Bertiz aborda las principales tensiones de la movilidad. Cita la situación de Capurro, donde se suman los accesos, el Bulevar Artigas, el nuevo puerto pesquero y la faja edificable contra la Bahía. Ya estaba dificultado, ahora más: trinchera de Capurro, etc., con nuevas inversiones como Montevideo Harbour y su rambla propia. Dicho sin juicio de valor, subraya. Va a generar espacio que se apropian privados. No se arregla con normativa.
Pérez plantea que se trata de una discusión cada vez más tensa: cuánto toleramos de la segregación. Se deben tomar decisiones a desanudar. Actuando con gradualidad. Importa la función social del suelo que no ha sido avanzado. La propiedad privada sobre bienes comunes difícil de urbanizar. El estado se ha acostumbrado a la regulación por excepción, para generar mayor rentabilidad. Para que la máquina funcione. Con argumentos de trabajo, empleo, inversión. Debe orientar en sentido de intervenir y fiscalizar. Normas antes y se desentiende después. Y encara la accesibilidad y movilidad. Importancia del transporte público en la accesibilidad. Como forma de incluir. Destaca el tema de género en la movilidad. También el tema ambiental, y se pregunta ¿valor o etiqueta de mercado? Se mercantiliza lo sustentable y también la
inteligencia. Lecuna refiere a la tensión de homogeneizar con lo que se diluyen. Sacarlo de agenda y buscarlos en la cancha. Quiénes lo usan, quiénes habitan. Qué rasgos etarios, por ejemplo. No sólo que nosotros podemos decidir, podemos formar. Refugio en el espacio público.
Vallés puntualiza que son las tensiones clásicas, casi del siglo XIX en Europa. Esa ciudad la rompió el movimiento moderno. Los conjuntos habitacionales generaron gran fragmentología. En los 80 y 90 del siglo XX el modelo era Barcelona. Castells aporta la concepción de espacios de los flujos en contraposición a espacios de los lugares. Lo virtual en la apropiación del espacio público. Intensificación urbana: mejor intensidad de calidad de vida. Rol del estado potenciada. El gran tema de lo común. El tema género es una deuda. Y la frontera público-privada.

Sorrondegui expone sobre la relación público-privado. Hay que pensar en qué parte de la ciudad: céntrica pensando en ciudad consolidada. Caso de grandes conjuntos habitacionales que identifica con la promoción privada Diamantis. La relación público-privada que tenemos que cuidar. Tenemos leyes de operar. Ejemplo de Ciudad Vieja y la 19 de Junio, del BROU, que no generan ningún tipo de vínculo. Dos oportunidades de trabajo. Costo-plazo de cada intervención. Otro: pensar a largo plazo, generar trama. Para ser rápido hay que ser flexible. Normas con incentivos y premios, para que vayan en el sentido esperado. Bervejillo se plantea si las dicotomías, como la planteada, son útiles. Y concluye en que no lo son. Y sugiere ir más allá: esquemáticamente propone reconocer lo privado particular, lo privado colectivo y lo público estatal, en su interacción social. No tanto por propiedad sino por práctica. Son los espacios comunes o de lo común. Grupo que comparte reglas, solidaridad. La ciudad es más compleja. Ve procesos preocupantes. La segregación socio espacial, con las particularidades de Montevideo. Marco de segregación socioespacial en Montevideo: se reconocen tres ciudades. La ciudad intermedia que se debilita, la ciudad costera y la ciudad de la periferia. Las familias en las tres ciudades viven sin conocerse. Se trata de una tendencia robusta que
se genera en la ciudad de bienestar actual y que no se ha modificado con los gobiernos de izquierda. Otro proceso robusto es la erosión de lo público, en especial en los espacios públicos. En las periferias no existen prácticamente condiciones de seguridad, no sólo de seguridad policial, faltan condiciones de infraestructura.
Que permitan controlar el espacio, en que la erosión del espacio público constituye un problema. En tercer lugar menciona la pérdida de la condición urbana. Y da como ejemplo la calle vecinal. Reconoce la erosión de las bases para la función de lo común. Todo se vuelve politización, mercantilización.
Schelotto lee un par de mensajes que llegaron por el chat: Rosario Etchebarne destaca la existencia de sectores de la clase media que optan por las periferias.
Mario Bellón subraya el rol de los ciudadanos, la participación directa en los cambio y su participación en el mejoramiento del hábitat.
María Cristina Cravino plantea que el estado tiene la obligación de regular el espacio público y el espacio privado. Reconoce los conflictos en el espacio público por el uso de éste y del privado. Es un espacio de conflicto. Se pregunta cómo debe articularse ese cambio. El espacio público está vivo: manifestaciones culturales, políticas, sociales. No sólo esporádico. Se establecen relaciones espaciales. Está vivo y muy fuerte. El estado debe considerar los usos en ambos. En una situación de economía global, con el peso de lo financiero. El desarrollo urbano es parte de la economía, es objetivo de ésta. Con los capitales extranjeros, como el lavado y las grandes inversiones. El neoliberalismo. También la excepción en inversiones muy importantes. En urbanismo no hay modo alternativo. No pueden ideas de igualación y otras. Los modelos
neo desarrollistas que han gobernado no llegaron a propuestas en urbanismo. Se generan ciudades segregadas. Con gobiernos alternativos siguen igual. En el neodesarrollismo se reconocen consecuencias contradictorias en lo urbano. Consecuencias de precariedad social que aparecen. La inestabilidad y la
exclusión persisten. Varela introduce la tercera cuestión, con unas preguntas que se pueden resumir en: qué desafíos, qué oportunidades ven para los que actuamos profesionalmente. Sorrondegui distingue dos ámbitos de actuación para nosotros. En lo cotidiano, en los trabajos que tenemos,debemos hacerlo lo mejor posible. Incluso en el desarrollo, en la normativa, con características nodeseables. Con ayuda de los colaboradores en las ciudades. Tenemos desarrolladores, estado, marcado. Hay
a alguien que lo quiere, que lo pide. Operar sobre eso, generar cambios que ayuden a productos finales mejores.
Lecuna plante que se trata de oportunidad de incidir, que algo sea mejor. Acompañar los procesos porque van a suceder. Detectar puntos y activaciones concretas. Cita la revisión del plan de Camino de los Horneros. En particular la acotación al área de los barrios. Hacer trama urbana, tejido público. Agrega el tema de las edades, con recomendaciones para espacio habitables. Ciudad de los cuidados. Y la actividad no productiva no se ha reglamentado. Acompañar esos procesos. En la intervención urbana, diseñándola con la naturaleza. Lo ambiental como matriz. Más la justicia social.

Bervejillo registra lo mucho para hacer. Dos asuntos centrales. La ciudad metropolitana requiere una estrategia central para contrarrestar la segregación urbana, que hoy no existe. Sí ha habido consolidación puntual de periferias. Por ejemplo con la extensión de la red de saneamiento. En un enfoque remedial. No, por ejemplo, la transformación de la movilidad. Falta inversión, en especial en la infraestructura de espacio público. Con lo hecho no se está revirtiendo la segregación. Se pregunta por las estrategias. Para un mix social más distribuido. Sacar las clases medias de la costa, intensificar el mix real. Dos grandes tipos de procesos de cambio: consolidación y completamiento en las periferias, junto con regeneración urbana en áreas consolidadas. Se requiere poner bastante imaginación para recomponer. Ha habido algunas en direcciones adecuadas. Ejemplifica con Barrio Goes, lo que demuestra que se pueden hacer cosas. Y se pregunta cómo puede pasar a ser una realidad extendida. En la periferia se requieren centros de otra calidad. No se están fortaleciendo centralidades en la periferia. Destaca la importancia de seguir mejorando.
En términos de diseño de cómo se conforman nuevas realidades. Macro estrategias a largo plazo. Trabajar más en relación de ciudad y arquitectura, en términos tipológico y morfológico. Vallés también propone tomar como ejemplo Goes. Conjunción de políticas: los esfuerzos locales y nacionales. Presencia del estado, proactiva y virtuosa. Y las cooperativas de vivienda como paradigma urbano habitacional. También en barrio sur o Paylana en Paysandú. Que esa intensificación vaya a la
periferia. Paradigma también habitacional. Revalorización de lo común. No sólo un espacio. Cómo la gestión de bienes comunes puede contribuir.
Pérez afirma que el campo de lo urbano dejó de ser de la arquitectura. El urbanismo en la encrucijada respecto a el papel en el proyecto de sociedad. Componentes políticas, trascendiendo lo inmediato. Es necesario retomar algunos debates. Cuáles elementos de la disciplina. No hay proyecto de ciudad democrática. Impuesto por ciertas coaliciones. Posibilidad de suponer extractivismo urbano que la izquierda consolidó. La justicia social es imposible sin justicia espacial. Consolidan en lo físico lo que está en el imaginario. Vaciada de la calle y del centro. Construcción de la ciudad. ¿Proyecto de ciudad democrática? ¿Cuáles son los límites? Destaca la postura de SAU sobre el proyecto “El Milagro”. Frente a las coaliciones dominantes: capital económico, político. Las soluciones técnicas mueren detrás de la coalición. ¿Cómo se configura el capital? ¿Que tenemos configurando los proyectos? En las apropiaciones de las plazas, por ejemplo. Blanqueamiento urbano. Regularizar lo que el capital hacía. La arquitectura de la felicidad. Capacidad de ser feliz mediado por la capacidad económica.
Bertiz refiere al estatus de las ideas. Menciona a Alison y Peter Smithson. Se trata de una muy buena idea mal ejecutada. El espacio público de propiedad privada. Cita 1961 en New York. Permeabilidad y porosidad de la ciudad, una opción más rica. Peatonalización de 18 de Julio ¿por qué? NO podemos dejar a la arquitectura las decisiones urbanas, sobre otros colectivos. El 65% de las líneas de transporte (Ciudad Vieja, Aduana, Río Branco, Plaza España, etc.). Transversalidad y negociación. Generar sinergia entre espacialidad pública y movilidad. Espacios públicos inclusivos y de calidad. En esta oportunidad, por la prolongación de las intervenciones, no existió oportunidad para el intercambio con comentarios y preguntas de los asistentes.

Cierre
Alma Varela, al iniciar el cierre de la actividad, agradece a la expositora invitada, María Cristina Cravino, y a los panelistas. Destaca que importa, no tanto las respuestas sino las preguntas. Los límites son débiles. Resulta necesaria la reflexión sobre las prácticas. Se requiere dotación de servicios de calidad, repensar las lógicas. Especialmente el rol de los proyectos de arquitectura. Como actividad interdisciplinaria. En proyectos posibles de ciudad vinculados a proyecto de sociedad. Necesitamos replantearnos de cara al Congreso del próximo año. Schelotto, por su parte, destaca lo diverso en los enfoques. Tanto en esta mesa como en las dos anteriores. El siglo XXI registra cierta predominancia de escepticismo respecto a las herramientas de la arquitectura y el urbanismo. Pero registra, en los panelistas, cierto optimismo. Sobre la importancia de transformar las cosas. Habría confianza en las herramientas que se ha diluido. Necesidad urgente de ir avanzando. En esa dirección.
Finalmente, Natalia Brener, como en oportunidades anteriores, saluda y agradece a todos los que participaron, a María Cristina Cravino, a los panelistas, a los moderadores y a los asistentes, presenciales y a través de las facilidades virtuales instrumentadas. A su vez, invita a participar de la Mesa 3, que se llevará a cabo el sábado 22 de octubre, también en Montevideo, en la misma Sala Idea Vilariño de ANTEL.

Relatoría a cargo del Arq. Andrés Ridao, vicepresidente de SAU con aportes de los asesores SAU, Arqs. Roberto Villamarzo y Gustavo Vera Ocampo.