En vísperas del Día del Patrimonio, sábado 6 y domingo 7 de octubre, donde su tema central será la “Cultura afrouruguaya” es que quería compartir estas líneas con todos ustedes.
Es un tema vastísimo respecto al cual mucho se ha escrito.

Por: Arq. Helios Segovia

En vísperas del Día del Patrimonio, sábado 6 y domingo 7 de octubre, donde su tema central será la “Cultura afrouruguaya” es que quería compartir estas líneas con todos ustedes.

Es un tema vastísimo respecto al cual mucho se ha escrito a lo largo de la historia del país y del que sin embargo cuesta conseguir un libro que proporcione una síntesis fidedigna de todo lo ocurrido.

El lector encontrará algunos aspectos que, a veces, a pesar de existir fuentes históricas fehacientes, se omiten o soslayan en la construcción de la memoria histórica de la nación. Muchos hechos, o parte de ellos, se escamotean logrando con ello un embellecimiento del relato cuya consecuencia es llegar a provocar incluso el rechazo de la realidad cuando es contada de forma objetiva. Desgraciadamente, muchas veces el lector sólo cuenta con la “verdad” de lo enseñado en la escuela.

Reseña histórica / Síntesis
Esclavitud en la Banda Oriental

Año 1608. Al parecer este es el año en que llegaron los primeros negros a estas tierras con la expedición de Hernandarias (Hernando Arias Saavedra), adelantado del Río de la Plata.

Año 1680. A partir de aquí se funda Colonia del Sacramento por los portugueses y llegan las primeras remesas de cantidades considerables. Luego se encargan los franceses, que en 1713 son reemplazados por los ingleses, de alojar a los negros en el Caserío del Arroyo de la Vacas, cerca de Carmelo.

Año 1724 a 1732. Fundación de Montevideo. Ya en 1728 se menciona la presencia del negro Gregorio, pregonero, y el primero de que se tenga noticia.

Año 1787. El Cabildo libra el tráfico negrero a la Compañía de Filipinas exigiéndole la construcción del denominado Caserío de los Negros en la desembocadura del Miguelete, del lado que da hacia Montevideo. Dicho caserío actualmente está demolido, pero se dice que tal vez aún existan cimientos subterráneos en terrenos de ANCAP.

El caserío constaba de una manzana de terreno bajo muro, con cinco piezas edificadas en su centro, dos grandes almacenes y cocinas, todo con techo de tejas. Se trataba de lograr que se repusieran del largo viaje desde el África y que eventualmente se curaran de las enfermedades (contagiosas o no) contraídas en la travesía. De ese modo se protegía a la población de Montevideo y por añadidura se obtenía mejor precio en el remate.

Maciel (Francisco Antonio Maciel) denominado “El Padre de los Pobres” merece una mención especial. Este “benemérito” personaje constituyó una fuerza distinta dentro del estrecho número de grandes comerciantes. Criollo, el principal introductor de esclavos, propietario de una nutrida flota mercante, traficó preferentemente con el Brasil. Fue socio en el primer saladero instalado en Montevideo. Fue hacendado, poseyendo extensos establecimientos de campo. Hizo grandes plantaciones de árboles y se dedicó a la cría de aves. Tuvo una manufactura de jabón y otra de cerámica. Fue rematador de alumbrado público y de otros monopolios. Se destacó además por su filantropía y fue fundador de la hermandad y del Hospital de Caridad. Murió en el combate del Cardal durante las Invasiones Inglesas. Su viuda, María A. Gil prosiguió sus numerosísimos negocios.

Carlos Rama consigna que Maciel también se había “dedicado a criar esclavos para la venta”, negocio en el que le sucede años más tarde Francisco García de Zúñiga. Cabe pensar que esta actividad permitió mantener o prolongar la existencia de negros puros frente a la mezcla que se producía por el envío de los hombres al campo y por el uso de las mujeres en el servicio doméstico en Montevideo donde frecuentemente eran objeto de violaciones por sus dueños.

Los Jesuitas disponían de una explotación agropecuaria en base a trabajo esclavo en la cercanía del Arroyo de la Vacas, Colonia. Todavía permanecen además las ruinas de la Calera de las Huérfanas que proveía de cal para la construcción en Buenos Aires y Montevideo. Al momento de su expulsión de América en 1676, disponían de 67 esclavos además de un grupo de familias de “indios conchavados”.

Los amos de los esclavos eran quienes ponían nombre y le daban su propio apellido contribuyendo así en el olvido paulatino del de su origen africano. Eran además muy estrictos en el bautismo y en imponer la obligación de asistir a misa. Los africanos por su parte, trataban de mantener su propia religiosidad a escondidas.

Distintas situaciones del negro antes y después de la abolición de la esclavitud

A) Hasta la abolición total en 1853

Largo y paulatino fue el proceso de emancipación del negro hasta la abolición. Se producen todo tipo de situaciones que a su vez responden a distintas motivaciones:

1) Negros fugados o cimarrones: “Libres por Huir”.
Sometidos a severa disciplina e incluso a castigos, solía producirse la fuga como única solución. Esta solo podía ser exitosa en campaña. Se trataba de incorporarse a algún “kilombo” (campamento de negros fugados) o a alguna toldería de indios principalmente al norte del Río Negro.

2) Negros libres.
Esta libertad se obtenía:
– Por la compra de la libertad. En este caso pasaban a ser “libertos” o sea libres pero con limitaciones.
– Por venta. El esclavo tenía derecho a ser vendido a otro dueño si lograba demostrar haber recibido malos tratos de sus amos. No era del todo fácil.
– Abolición por caso de leva: el esclavo pasaba a ser “liberto” si era retirado de su dueño y alistado en el ejército. Pasaba de la esclavitud al cuartel, es decir, de la opresión del amo a la disciplina cuartelera.

B) Después de la abolición legal
Cabe señalar que la abolición, inicialmente, sólo consagró una libertad mediatizada. No resolvió la inserción del negro en la sociedad como ciudadano libre. Si bien legalmente dejó de ser esclavo se trató de una libertad mediatizada hasta principios del siglo XX.

De esta forma, los esclavos pasaron a ser desocupados -o mano de obra barata en el mejor de los casos-, carne de cañón del ejército o mendigo.

El hombre negro, una vez libre, se refugia en la música, la religión, el folklore y la danza y desde allí transforma su rebeldía. Es lo que trataremos de desarrollar a continuación.

Algunos aportes de los afrodescendientes a la cultura uruguaya, hasta nuestros días.

Tal como se denominó en el título del artículo, podemos mencionar este aporte como “cultura afrouruguaya”. Se trata de un tema muy amplio del que sólo mencionaremos los aspectos más notorios y en forma resumida.

Aportes al idioma
Solemos estar inconscientes del número de palabras ya incorporadas a nuestro idioma. Se identifican, salvo pocas excepciones, como aquellas que terminan por sílabas que incluyen las letras “ng”, “nd”, “mb” y algunas más que no dejan de sorprendernos. Citaremos a modo de ejemplo, en orden alfabético:

batuque, bámbula, cachimba, calenda, cafúa, candombe, catanga, catinga, conga, congos, chica, dengue, lubolos, kapanga, macumba, mandinga, manga, mangacha, malambo, matete, matungo, milonga, mondongo, mucama, quilombo, tambo, tango, tunda, yoruba, zamba….etc.

Observamos que muchas están referidas a danzas (indicadas en negrita) incluyendo algunas cuya referencia puede herir algunas susceptibilidades o provocar dudas.

Aporte a la música y a la danza
Han desaparecido en nuestro país las danzas y ceremonias originales afrouruguayas. Mencionaremos no obstante:

Candombe: designación que aparece después de 1830, según Lauro Ayestarán, como sinónimo de “danza negra en general”. En 1935, Luciano Lira publica una letra de candombe de Acuña de Figueroa lo que le dio mayor celebridad a dicha música. En 1939 la policía libra un edicto reglamentando “los bailes denominados candombes, con uso del tambor”.

Tango: según Lauro Ayestarán “antiguamente también se aplicó este término para designar todo tipo de danza negra, así como en sus postrimerías el de zamba. Según Vicente Rossi “en épocas coloniales, los africanos daban ese nombre a sus parches de percusión” o sea a los tantanes o tamboriles. También según este autor “a principios del siglo XIX, en 1808, el Cabildo certifica la presencia de los Candombes, a los que llama indistintamente “tambos” o “tangos”, prohibiéndolos en provecho de la moralidad pública….”. Lo mismo sucedía en Buenos Aires. El Teatro Nacional Rioplatense exhibe por primera vez la Milonga al público. En sus escenarios se transforma en Tango el cual paulatinamente fue adoptando su actual forma particular.

El tamboril: no podemos menos de mencionar este instrumento como aporte africano a nuestro medio. El original africano derivaba del ahuecamiento de un tronco de madera y no tenía lonja. Esos tamboriles no llegan con los esclavos. En América se construyen inicialmente partiendo de listones de madera extraídos de barriles de yerba y añadiéndoles una lonja de cuero que se tensa. Resultan de ello tres modelos que por tamaños se denominan: el “chico”, el “repique” y el “piano”.

El conventillo: hoy casi totalmente desaparecidos, llegaron a constituir decenas de enormes viviendas de muchos apartamentos que ocupaban cuadras y hasta manzanas enteras que llegan a ser conocidas como “los barrios de los negros” y generalmente ubicados en el Barrio Sur y Palermo, fueron la verdadera cuna del Candombe y según Rossi “verdadera zona de resistencia cultural negra”.

En 1867 había 115 conventillos en el Barrio Sur. Cabe mencionar como los más famosos:

El Conventillo del Medio Mundo en Cuareim (hoy Zelmar Michellini) esquina Carlos Gardel. Construido en 1885 y demolido en 1979, año en que se anula su designación como Monumento Histórico Nacional.

El Conventillo Barrio Reus del Sur construido en 1888-90 por el financiero catalán Emilio Reus y demolido parcialmente en 1979. Aún quedan algunos restos habitados en la manzana formada por Isla de Flores, Minas, San Salvador y Lorenzo Carnelli.

Todos ellos estaban constituidos principalmente por un gran patio central, con piletas de lavar para las mujeres que actuaban de lavanderas. Ese patio estaba rodeado por muchas habitaciones y con espacio para realizar “llamadas” y bailar candombes. Allí se formaron muchas comparsas, lubolas y otras.

Carnaval
Es una de las manifestaciones culturales que tal vez incida más en el espectáculo y contribuya de cierto modo a la afluencia de turismo.

Una lista completa de manifestaciones abarcaría a la literatura, el deporte y la religión entre otras. En esta oportunidad quedarán solo como mención ya que ameritan un mayor desarrollo, imposible por razones de espacio.