Las generaciones de los ochenta, comparten el recuerdo en total complicidad; las clases magistrales en el salón de actos, con, según el propio protagonista, una resentida y paradójica acústica, de un Mariano Arana, que siempre fue igual; efímero, liviano, grácil en su figura física pero imponente en su presencia.

«Puedo escuchar el sonido del bastón contra el piso, al compás del paso de cada diapositiva, marcando un ritmo casi perfecto que no te permitía distracción o quedarte dormido» recuerda uno de los homenajeados de 25 años de egresados/as.

El domingo 27 de noviembre la ceremonia con motivo del Día del Arquitect/a organizada por la Sociedad de Arquitectos del Uruguay, tuvo un tinte especial  ya que planeaba desde hace varios meses, – finalmente coincidiendo en fechas con la declaración como Ciudadano Ilustre de Montevideo por parte de la Intendencia y la Junta Departamental de Montevideo – un homenaje de reconocimiento a la trayectoria de Mariano Arana desde la SAU; institución de la que ha sido parte en forma activa a lo largo de toda su profesión, en la que ha sido siempre común recibirlo en la biblioteca, aportando en las diferentes comisiones, y desde la que se pretende poner en valor su toma de la arquitectura como herramienta y de la ciudad como un compromiso.  

La oratoria estuvo a cargo de la Dra. Arq. Laura Alemán, titular del Instituto de Historia de FADU/UdelaR que en la oportunidad decía:

“Agradezco este privilegio, que es un desafío también, difícil… es un reto porque en escasos minutos tengo que delinear una figura tan querida y comprometida como es la de Mariano Arana. Todos sabemos quién es Mariano Arana, docente de esta facultad, quien fue director del Instituto de Historia de la Arquitectura, intendente de Montevideo, senador de la República, Ministro de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, y que luego de tener todos esos cargos tan altos curiosamente fue edil de la Junta Departamental de Montevideo, tuvo disposición y voluntad de serlo, lo cual a mi juicio, dice mucho de su personalidad pero no me voy a detener en su reseña académica o profesional sino que voy a intentar sintetizar cuestiones vinculadas a la persona, a lo más humano de Arana, y sobre todo a lo que creo que condensa su personalidad que es la labor docente. Arana para todos nosotros ante todo es un profesor, en el más amplio del sentido de la palabra y voy a explicar un poco por qué; nos enseña y nos ha enseñado cuestiones fundamentales, en primer lugar, la pasión, el entusiasmo, el amor a las ideas, algo que yo muy tempranamente recibí, como mucho de los presentes, en este mismo salón cuando Arana, brindaba sus clases torrenciales sobre arquitectura, con aquel famoso puntero de madera, que, cortaba ese torrente con un golpe seco en el piso, y marcaba el paso de una diapositiva a la otra, lo cual marcaba como un ritmo en la clase, un método; clases que eran plagadas de adjetivaciones, de sesgo, de posición, de toma de partido, no había esa presunta objetividad, que un profesor se supone que debe tener sino que Mariano, decía claramente lo que le gustaba y lo que no, hablaba de edificios maravillosos y de edificios desdeñables, a su propio decir, y esa pasión es de las características más centrales de la figura de Mariano Arana, perceptible a simple vista pero no queda ahí; a ella se suma la valentía, el coraje, la capacidad de opinar, de levantar la voz aún ante sus propios compañeros de ruta, de ser crítico, de ser autocrítico, por ejemplo fundando el grupo de críticos urbanos en plena dictadura cívico-militar a fines de los setenta y marcar desde entonces que el patrimonio en general y el urbano en particular, no era lo que se decía en el gobierno de facto, no era aquella concepción de Nación, esencialista, y vacía sino que es una construcción social colectiva, plural que se hace con la gente, y entre la gente, y eso marcó la labor de Mariano, en un momento clave, y sigue vigente hasta hoy, con el coraje del planteo de una pregunta muy incómoda: «¿a quién le importa la ciudad?», que sigue siendo provocadora, y que todavía no hemos podido responder. La vigencia y el largo aliento de aquella experiencia del grupo de estudios urbanos, permanece, como un gran símbolo de la labor del Arana profesor, que es el que yo estoy rescatando aquí. A esto agrego, el compromiso político, la responsabilidad política, en su término clásico, vinculado a la “polis” a lo de “todos”, a lo público, al diálogo, al intercambio, que es lo que Arana es en esencia… un hombre común y no, que te para en la calle para conversar, y esa es su actitud política permanente.

En él está claro lo político vinculado al futuro no como una fatalidad, sino como algo que construimos los seres humanos con entera responsabilidad, y uno de los ejemplos más claro de ello, en el plano disciplinar fue la apelación al plan Montevideo, bajo la idea de que la ciudad debe ser planificada, y que el plan es el mejor antídoto contra los desequilibrios que la ciudad crea cuando es librada así misma, es decir, cuando todo se confía a esa especie de inteligencia urbana, que en verdad es contraria, en una vocación de equilibrar, sanear, frente a las cruzadas de brazo. Agregaría una cualidad que no es la más importante pero que atraviesa todas las otras, y es su extraña humildad, una modestia muy honda y profunda, sencillez que lo marcan y es deseable para más personas porque es la modestia genuina que viene de un saber muy profundo, que es entender con claridad que nadie es más que nadie, más allá de los talentos y virtudes, y esa conciencia es la que lo pone, por encima de todos nosotros, en una paradoja de la vida. Que la voz de Arana siga sonando, que sea atendida y que sea escuchada.”

En el evento se estrenó una entrevista de unos doce minutos de duración realizada en la sede social de SAU en el mes de octubre pasado por la presidenta de SAU. Mag, Arq, Natalia Brener con el apoyo del equipo de comunicación, frente a la mirada atenta de Arana y todo el auditorio.

Con su singular humor el arquitecto y profesor de 89 años sentenció «si estuviera en otro ámbito, diría «gracias público inteligente y nada más» pero si sabía que se venían con todo esto, no hubiera venido».

Con motivo de la Asamblea ordinaria anual del miércoles 30 de noviembre, Mariano Arana fue  nombrado Socio de Honor de la Sociedad de Arquitectos del Uruguay. 

Breve reseña

Mariano Arana  (Montevideo, 6 de marzo de 1933) es un arquitecto y político uruguayo. Ejerció como Intendente de Montevideo (1994-2005), ministro de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (2005-2008) y senador (1990-2004 y 2008-2015). Entre 2015 y 2020 fue electo y ejerció como edil de Montevideo.

Estudió en el Liceo Francés de Montevideo y es egresado de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de la República. Además fue docente y director del Instituto de Historia de la Arquitectura.

Fue dirigente del Centro de Estudiantes de Arquitectura y de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU), y docente de la Cátedra de Historia de la Arquitectura (desde ca. 1961). También se desempeñó como director del Instituto de Historia de la Arquitectura (1985-1990), siendo distinguido como Profesor Emérito de la Facultad de Arquitectura (2001).

En el ejercicio de su profesión, fue arquitecto y coordinador de Vivienda en el Centro Cooperativista del Uruguay (CCU) y miembro del equipo interdisciplinario del CCU para diseño y dirección de Conjuntos de Vivienda por Ayuda Mutua en Montevideo y en el interior del país (1971).

En 1980 fue miembro fundador del Grupo de Estudios Urbanos.

Ha recibido importantes distinciones otorgadas por gobiernos extranjeros: en 1996 recibió la Orden Nacional al Mérito de la República Francesa; en 1997, la Orden Cruzeiro do Sul del Gobierno Federativo de Brasil, y en 1997 la Cruz de Mayo otorgada por el Gobierno de la República Argentina.

El Arq. Arana ha publicado una importante serie de trabajos, tanto personales como en colaboración con otros destacados profesionales, principalmente sobre temas arquitectónicos y urbanísticos, y también sobre política.

Fue cofundador de la editorial Ediciones de la Banda Oriental y presidente de la Comisión de Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural de la Nación entre los años 1985 y 1989.

Fue presidente del Plenario Departamental de Montevideo del Frente Amplio y candidato común por el Frente Amplio a la Intendencia de Montevideo en en 1984, y nuevamente en 1994, ocasión en la que resultó elegido Intendente con el 42% de los votos. Posteriormente fue reelecto en las elecciones departamentales de mayo de 2000 con el 58% del total de votos emitidos.

Durante su actuación como intendente implementó el Plan Estratégico de Montevideo para reordenar los aspectos edilicios y urbanísticos de la ciudad.

Declaración Ciudadano Ilustre de Montevideo

El pasado miércoles 23 de noviembre, la intendenta de Montevideo Carolina Cosse, junto a la presidenta de la Junta Departamental de Montevideo, Sofía Espillar le hicieron entrega al colega Mariano Arana, la medalla que lo distingue como Ciudadano Ilustre de Montevideo, en un acto realizado de manera conjunta en el Teatro Solís.

 Al evento al que, desde SAU fuimos especialmente invitados/as no faltaron los espectáculos artísticos, que se coronó con la proyección de un audiovisual que retrata desde el niño admirador de los grandes edificios montevideanos, recorre hitos de la vida de Arana, y se centra en particular en su actuación como intendente de Montevideo.

En la ceremonia, ediles que compartieron su bancada en el período 2015-2020, le entregaron una plaqueta y se leyeron dos mensajes: de la vicepresidenta de la República, Beatriz Argimón; y del ex intendente de Montevideo, Ricardo Ehrlich, ambos fuera del país en ese momento.

En su discurso, la Intendenta de Montevideo repasó la larga trayectoria de Arana en sus múltiples facetas, tanto académicas como políticas, y resaltó que «en todas ellas transmitió y sigue transmitiendo una pasión única».

También recordó su actuación, en 1981, «cuando recorrió Montevideo con un audiovisual que se llamaba Una Ciudad sin memoria, que era una respuesta pública a un gesto de barbarie cultural», con el que la Dictadura desafectaba inmuebles del estatus de Monumentos Históricos Nacionales, porque la ciudad construida era solo un espacio para los negocios en momentos en que campeaba el neoliberalismo del régimen.

En sus palabras de agradecimiento, Arana bromeó con su habitual sentido del humor y humildad, expresando que «no sabía que había hecho tantas cosas» y discurrió a través de recuerdos y anécdotas, en particular, rememorando los trabajos de remodelación del teatro Solís una obra emblemática para Montevideo y esencial para la cultura nacional.