El día 9 de agosto de 2025 falleció el arquitecto uruguayo Nery González (1939 – 2025). A lo largo de su actividad profesional fue acumulando ejemplos de dedicación, responsabilidad y compromiso en varios campos para la preservación del patrimonio.

Fue Secretario y Presidente de la Sociedad de Arquitectos del Uruguay, Secretario General de la Comisión de Patrimonio Cultural de la Nación, representante en Uruguay del CEDODAL, colaborador de la Fundación Cravotto, miembro fundador de CICOP Uruguay, docente de la Tecnicatura de Museología en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, miembro del Centro de Investigaciones de Arquitectura del Siglo XX en América Latina “Julio Vilamajó”, por dar solamente algunos ejemplos de esa actividad.

Autor de una gran cantidad de artículos en diversos medios prensa y publicaciones de distintos países, se convirtió un en referente en la materia del patrimonio edilicio y urbanístico.

En 2008 publicó su libro Patrimonios varios. Historias de Montevideo (Montevideo, CLAEH, colección Argumentos) donde presenta en forma de capítulos independientes sus reflexiones sobre el patrimonio que previamente había puesto a consideración de los lectores en su blog personal. Las reflexiones de Nery, que toman como centro Montevideo, van desde la época colonial a nuestros días abarcando componentes históricas, sociales, culturales y estéticas del patrimonio. Era su costumbre terminar sus artículos en forma de interrogante, como invitando al diálogo o a la polémica, no dando los temas por culminados. Es así, que cada evento analizado podía servir de argumento para plantearse la pregunta de si lo narrado podía servir de ejemplo para hacer las cosas mejor.

En síntesis, aportó una mirada humanista y culta, en el mejor de los sentidos, con una reflexión permanente hacia el pasado y su proyección al futuro.

 

Palabras del Arq. Conrado Pintos

Cuando alguien deja de estar el recuerdo se defiende del tiempo desde una síntesis que es llave de la evocación: su figura, su hacer, el perfil de sus afectos y sus odios…
Hoy, pensar en Nery me trae el sonido de su voz.

Una voz que, inútil para el grito, la carcajada o el insulto, seguramente acunó una inteligencia tan particular, tan rica en sus matices, tan precisa en sus conceptos. Tan seductora y tan firme.

Cuando el tiempo la envuelva en silencio ha de quedar la huella de su sigiloso pasaje.


Palabras del Arq. Duilio Amándola:

Un homenaje personal.

Confieso que me ha resultado muy difícil escribir estas líneas sobre Nery González, un torrente de recuerdos desordenados, de conversaciones profundas, como era común tener con Nery, de largas jornadas de trabajo, y anécdotas, muchas, acumuladas durante tantos años vividos me asediaron estos días.

Tuve la suerte de conocerlo en facultad a principio de los agitados ’70, época de dura confrontación de ideas, pero de sólida base conceptual, donde cualquier exposición académica o gremial, dejaba en evidencia que atrás había un cúmulo de horas de lectura, estudio y análisis. 

Y allí estaba Nery, que sumaba a todo esto, su estilo propio, magistral, sereno y respetuoso … casi de predicador.

No obstante, de ese torrente de recuerdos, el que hoy emerge con más intensidad, es la instancia de reencuentro y trabajo en SAU, que surgió después de haber estado una década desvinculados durante los oscuros anos de la dictadura cívico-militar. Cuando dicho período estaba agonizando, se encendieron algunas luces que anunciaban la posibilidad de que algunos “proscriptos” pudiéramos llegar a integrar un grupo “gremial”, o sea una lista para participar de las directivas de SAU que no fuera censurada. 

Si, allí nos volvimos a encontrar trabajando para SAU, ya más maduros y fogueados compartimos duras y largas sesiones, de mucha confrontación con aquellos colegas obsecuentes del régimen antidemocrático en retirada que por razones estatutarias permanecerían dos años más.

La energía y pasión puesta en esos años nos acercaron mucho, aprendí junto a Nery, de su bonhomía, de su capacidad para discrepar con quienes nos precedían, con firmeza, con argumentos, pero en un marco de respeto de las relaciones humanas … una práctica a mantener como legado.

El recuerdo de tanta historia compartida, hacen menos pesada su ausencia frente al viaje emprendido … su presencia seguirá entre nosotros. 

Un abrazo, Duilio.

 

Palabras del Arq. William Rey Ashfield

Conocí a Nery González, en ocasión de una actividad académica, hace casi 40 años. Se trataba de un encuentro desarrollado en la Facultad de Arquitectura, cuyo propósito era analizar distintas intervenciones en el patrimonio arquitectónico -tanto en edificios públicos como privados- que estaban entonces en proceso. Aquellos eran tiempos de una fuerte valoración de los bienes culturales del pasado, centrada en el reposicionamiento de la memoria.

Nery había llegado al campo del patrimonio, luego de una sólida experiencia como arquitecto; posiblemente algunas obras en conexión con la materia lo tentaron, cada vez más, a involucrarse con ahínco en la gestión patrimonial. Fue así como llegó a integrar la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación en carácter de Secretario Ejecutivo, un cargo de enorme protagonismo aun cuando no sea suficientemente valorado y reconocido. Nery fue, desde ese sitio gerencial, un actor ordenado y eficiente, al tiempo que extremadamente meticuloso y profundo en su análisis de los temas. Pero quizá, lo más importante en él ha sido la condición de ecuanimidad, de ponderación y realismo que caracterizó su análisis, dejando fuera del mismo cualquier posicionamiento político-partidario o ideológico.

En este sentido, Nery parecía heredar la tradición de Horacio Arredondo y Juan Pivel Devoto – por ambos tuvo un enorme respeto intelectual-, en especial aquella idea de que el patrimonio cultural es, por sobre todo, un tema de Estado. Supo acompañar también la corriente vibrante que Mariano Arana le había aportado al patrimonio urbano, participando en distintos debates periodísticos y en publicaciones de instituciones diversas como el CLAHE, SAU o la Facultad de Arquitectura.

Muchas fueron las ocasiones para hablar de arquitectura y de ciudad con él. También el haber discutido sobre la Ley de Patrimonio y la necesidad de crear una nueva norma sin desaprovechar las enseñanzas que nos dejó la ley vigente. Porque hasta en la manera de ver y entender el aporte de las generaciones anteriores, Nery supo apreciarlas sin caer en anacronismos literales. Hay mucho de su espíritu abierto que hoy nos resulta necesario, aunque también su capacidad de contagiar y estimular el trabajo en el patrimonio. Por todo esto es que lo recordaremos siempre.

 

Palabras de la Fundación Cravotto

La Fundación Cravotto expresa su gran pesar por el fallecimiento de Nery González, colaborador de larga trayectoria en nuestra institución.

Desde los inicios, Nery acompañó a la Fundación en cada etapa, brindando apoyo constante y alentándonos a continuar en los momentos más difíciles. Su compromiso y dedicación fueron fundamentales para la preservación del patrimonio Cravotto.

Su relación con Antonio Cravotto y su aporte a la arquitectura dejaron una marca significativa en nuestra historia. Su recuerdo permanecerá en la memoria de todos quienes compartimos con él el trabajo y el desarrollo de esta Fundación.